En la densa selva de la zona ecuatorial africana, entre Camerún y la República Centroafricana, viven unas tribus bastante particulares. Sus integrantes son los pigmeos, los hombres más pequeños de la Tierra, descendientes de los antiguos habitantes de su continente.
En nuestros días viven de la misma manera en que lo hacian hace diez mil años.
Su existencia es libre, no concocen el comercio y constantemente realizan migraciones.
Se sabe que los antiguos egipcios los descubrieron 4500 años antes de Cristo. En una tumba de la VI dinastía faraónica existe la imagen de un enano negro con la inscripción aka. Con este término se denomina a uno de los grupos más importantes de pigmeos. Repreentaciones semejantes se han hallado en barcos fenicios, en ánforas griegas y en los mosaicos de Ponpeya. En el siglo XIX, los exploradores Savoronan de Brazza los dieron a aconocer al mundo moderno. En 1923, el Papa Pío XI financió una expedición que tenía el propósito de evangelizar a los pigmeos. En una ocasión un explorador escuchó recitar a un pigmeo: "Nosotros, los aka, somos pequeños, muy pequeños, los más pequeños de los más pequeños, pero también somos los hombres, los señores del tiempo, los señores de la tierra, los señores del todo".
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